martes, 11 de octubre de 2011

A propósito de coaliciones

El senador y ex–gobernador Beltrones habla de una “coalición nacional” en la cual el PRI sería el mayor representado; el también ex–gobernador Moreira, y ahora presidente del PRI, dice que su partido no necesita de una coalición para gobernar (aunque ya la están haciendo con los “niños verdes”). Lo que el PRI teme, en verdad, es una eventual coalición entre el PAN y la izquierda pues ello le cerraría el camino que él mismo se trazó para volver a Los Pinos. Por eso, frente a una propuesta clara de coalición democrática, el PRI echa humo y confunde los términos.
Hay que decir que los primeros que hablaron de coalición fueron el PAN y el PRD para las candidaturas a algunos gobiernos estatales, candidaturas conjuntas y opuestas al PRI. Felipe Calderón ventiló también una eventual candidatura de coalición, incluso con algún candidato externo al PAN, para las elecciones presidenciales del año próximo y evitar así que el PRI vuelva al gobierno federal (aunque en realidad no es que el PRI haya abandonado el poder federal: todavía quedan muchos altos funcionarios de las generaciones de Salinas y Cedillo en puestos claves). Pero no se trata sólo de “atajarle” el camino al PRI: se trata de crear un gobierno que, con fuerza en todas las regiones de la República (lo que le falta al PRD) y con base en todos los estratos de la población (en lo que el PAN es carente), quiera enfrentar los problemas políticos y sociales que siguen siendo la asignatura pendiente en nuestro país. Ya que en México, cualquier política pública tiene que ser una política “social”; incluso las políticas de seguridad contra el crimen organizado: si no tienen mordiente en la situación social, están destinadas al fracaso.
Por ello es importante evitar que regresen al gobierno federal los que propiciaron ese crecimiento, que fue exponencial, del crimen organizado, de la corrupción política (y no sólo moral), de las grandes desigualdades y del deterioro ambiental.
Por ello la importancia de una candidatura conjunta o de coalición. La cual no sería una coalición "de todos los partidos", sino sólo de quienes no quieren que 70 años de opresión se repitan y que desean recuperar el proceso de democratización que la actual coyuntura política ha frenado.
Concretamente: ¿qué podría ser una coalición que quiera conservar o recuperar lo que se logró en el proceso de democratización de los años 90 y 2000? Tendría que ser una coalición capaz de conjugar la doctrina y principios sociales con programas concretos de mejora y equidad para las clases no favorecidas. La izquierda tiene programas sociales, incluso con objetivos educativos de respeto de las diferencias religiosas. El PAN tiene principios y programas que, a veces, se han traducido en plataformas de marcado carácter social. Una coalición es posible sólo si, con respeto unos de otros, sumamos ambas competencias. Pero para ello se tendrían que conjugar varias cosas: un decidido regreso del PAN a sus fuentes de inspiración en la doctrina y los principios, lo que significaría el abandono de políticas de “marketing” electoral; mientras que la izquierda tendría que preguntarse honestamente si todas su propuestas corresponden al sentir del pueblo mexicano, y si no es así, ¡pues a cambiarlas!
¿Candidatura de coalición? Solo con reglas claras y consensadas sobre los objetivos de una plataforma social incisiva y respetuosa de nuestras sensibilidades y sobre las modalidades en la atribución de las responsabilidades de gobierno. ¿Utopía?  Quizás. Pero en todo caso:
¡Coalición sí, confusión no!

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