Leemos en algunas
leyes estatales:
Baja California:
El Estado Libre y Soberano … “desde el momento en que un individuo es
concebido, entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para
todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural o no
inducida.” (art. 7)
(CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO LIBRE Y
SOBERANO DE BAJA CALIFORNIA)
San Luis Potosí
“ARTICULO 16.
El Estado de San Luis Potosí reconoce la vida humana como fundamento
de todos los derechos de los seres
humanos, por lo que la respeta y protege desde el momento de su inicio en la concepción. Queda
prohibida la pena de muerte, la cual no podrá aplicarse en ningún caso. (ADICIONADO, P.O. 03 DE SEPTIEMBRE DE
2009) No
es punible la
muerte dada al
producto de la
concepción, cuando sea
consecuencia de una
acción culposa de
la mujer; el
embarazo sea resultado
de una violación
o de una
inseminación indebida; o de no provocarse el aborto la mujer corra peligro de muerte. (ADICIONADO, P.O. 20 DE NOVIEMBRE DE 1996)”.
Hace cerca de un
año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no consideró pertinente
invalidar las reformas constitucionales de los Estados de Baja California y de
San Luis Potosí que protegen la vida desde que el individuo es concebido. Y
aunque haya sido sólo porque faltó la mayoría cualificada de dos terceras
partes de los jueces, el hecho es que esto es ya un buen signo del respeto por
el sentir del pueblo llano y por el federalismo. De hecho, la regla aplicada en
este caso de la mayoría cualificada de dos terceras partes de los miembros de la
SCJN está determinada por motivos de respeto a los Estados “libres y soberanos”.
Y no es la primera vez que en regímenes mal llamados “liberales” el hecho de
que el pueblo haga sentir su voz logra revertir las medidas “progresistas” que
desatienden la vida o la religión.
Pero ¿en qué
medida ese respeto democrático manifestado por la SCJN es también respeto por
la vida y por los derechos de todos los seres humanos desde su concepción? Eso
nos lo dirá el futuro. Pero, podremos ver ya dentro de algunos años si el
número de abortos ha disminuido, es decir si aumenta el porcentaje de embarazos
que son llevados a feliz término en el nacimiento de un niño o una niña.
Para lograrlo y
revertir el actual estado de cosas, no basta proclamarse en contra del aborto: es
necesario, además, adoptar e incentivar
políticas que defiendan la vida. Y en ese sentido, hay mucho que hacer. No
tanto en el aspecto penal, que ya varios códigos estatales establecen penas
severas para quienes no respetan la vida del concebido, sino en otros muchos
ámbitos que aquí quisiéramos señalar sumariamente.
Sobre la base del
reconocimiento constitucional se podrán establecer políticas socialesque hagan
realidad el respeto a la vida desde el momento de la concepción. Más que penalizar
a las mujeres que abortan, por voluntad propia u obligadas a ello por sus parejas o
sus familiares (y a este propósito, en los códigos penales de BC y de SLP se
reconocen excepciones que justificarían la interrupción de los embarazos), hay
que promover una atención POSITIVA a la
vida.
Es decir, el Estado
tiene que promover políticas sociales en dirección del reconocimiento del rol
de la familia y en especial de la mujer en la educación, con ayudas de varia
naturaleza que pueden venir del Estado y de la sociedad.
El Estado y la
sociedad pueden:
- Poner atención especial a las gestantes y a sus cónyuges (un buen
programa podría ser el de sensibilizar a todo el personal médico y
paramédico sobre la situación especial que viven las parejas que están
esperando un hijo, sobre todo si son primerizas).
- Incentivar y crear infraestructuras para la atención de los niños,
desde cunas y guarderías, hasta parques de juego cerca de las habitaciones
familiares, tránsito sin barreras para que las “carrozas” con niños puedan
pasar, tráfico vehicular a paso de hombre, etc.
- Otorgar y reconocer apoyos económicos que compensen el mayor gasto
de las familias por el hecho de acoger un nuevo miembro (de esa familia y
de la familia humana): compensaciones que pueden ser cheques mensuales por
cada hijo, o deducciones por gastos en la cria y educación de los hijos, o
facilidades en los seguros sociales como el seguro popular (¡bravo
Felipe!), etc.
- Reconocer socialmente el trabajo que se hace en favor de las
familias numerosas, como pueden ser facilitaciones a las Organizaciones de
la sociedad civil que apoyan a los menores y a sus familias, deducibilidad
de los gastos empresariales para guarderías, etc.
- Facilitar que las mujeres con hijos puedan desarrollarse al mismo
tiempo profesionalmente y maternalmente: por ejemplo con la introducción
de horarios flexibles en el lugar de empleo (no sólo la hora para la
lactancia sino para quienes tengan hijos en edad de la primera infancia o
pre-preescolar), reconocimiento oficial de las competencias adquiridas en
dirigir una economía familiar (por ejemplo, aumento del puntaje de las mamás
que se inscriben en el Servicio profesional de carrera, sobre todo como
maestras, por tener “experiencia directa en la educación y en el manejo de
realidades económicas”), etc .
Considero que quienes se oponen a este tipo de
políticas, merecen el nombre de pro-abortistas; independientemente de lo que
digan sobre las penas que quieran imponer a las gestantes.
Más orillan al aborto la falta de soluciones sociales y
la negligencia en el actuarlas, que prevenirlo las amenazas inscritas en los
códigos penales.
Podemos añadir que
se también se defiende la vida con
un:
Trabajo de prevención a favor de la vida:
- Educación sexual adecuada y temprana (no “precoz”) que responda a la
situación de exacerbada sexualidad que enfrentamos hoy tanto en los medios
de comunicación como en las prácticas de las parejas adultas (esas que
deberían ser ejemplo para los jóvenes).
- Responsabilización de los padres y los maestros sobre dicha
educación.
- No confusión de los roles de la familia, la Iglesia y el Estado en
dicha educación, pero con adecuada subsidiaridad si se da el caso.
- Búsqueda del máximo denominador común entre todos los que se dicen
y declaran defensores de la vida, incluyendo a todos aquellos que aceptan
o toleran la no penalización del aborto. En este sentido, la mejor defensa
de la vida pasa por el diálogo con todas las personas de buena voluntad.
Y con la
Denunciar
de las políticas contrarias a dicho valor
Hay que decir un
NO rotundo a la pena de muerte. No hace mucho, un partido político nacional
propuso repristinar la pena de muerte. A parte la actitud demagógica, esa
propuesta implica subordinar el valor de la vida que se dice defender a los
resultados electoreros y proyectos de poder.
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