“Rápido y furioso” se llamaba la operación de “inteligencia” con la cual la policía de los Estados Unidos introdujo a México más de 2’000 armas de alto calibre que acabaron en manos de la delincuencia organizada.
Se quiere hacer pasar como una operación normal de "inteligencia" la que la policía norteamericana intentó metiendo a México miles de armas de alto calibre (entre ellas, armas exclusivas del ejército). El objetivo era el de seguir las huellas de las armas y detectar (“hacer caer en la trampa”) a los delincuentes del lado mexicano.
Pero algunos de éstos, más despiertos que los policías, hicieron que las armas cayeran en manos de la delincuencia organizada mexicana.
El maquiavelismo de “los buenos” pierde siempre contra la delincuencia organizada, porque ésta juega en su terreno y conoce mañas, trucos y ardides ligados al uso y el abuso de las armas que aquéllos ni se sueñan.
Eso me recuerda el consejo de mi abuela de nunca discutir con tontos, "porque para ello, me decía, hay que ponerse en su nivel", y una vez en el nivel de ellos, los tontos nos ganan pues ya que llevan años de práctica. Conclusión: ¡no nos pongamos al nivel de la policía norteamericana!
Ya en serio: si alguien sigue teniendo una vela prendida a Maquiavelo, que se acuerde que el fin nunca justifica los medios y que los resultados, tarde o temprano, son contrarios al fin que se decía querer.
Cierto Alejandro, sobre todo porque medios malos conducen a fines malos. Yo recimiendo una pasadita por El político y el científico de Weber.. Un abrazo y felicidades por tu blog.
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