miércoles, 6 de abril de 2011

¿Alianzas sí o alianzas no? ¿Considera la ley incapaces a los ciudadanos?

¿Alianzas sí o alianzas no?  Esa NO es la cuestión. El elector es un adulto y los candidatos también. Si la ley impide la libre formación de alianzas, de listas, de candidaturas, es porque considera a los ciudadanos como incapaces.

Los candados, sobre todo los de las leyes electorales estatales hechas a medida de los caciques locales, son una muestra más del eterno paternalismo con el cual la clase política mexicana considera a los ciudadanos de a pié.

Nuestra democracia está enferma: quizás de una enfermedad infantil, pues tiene pocos años, pero es una enfermedad que hay que tratar con urgencia, si no se nos muere.

Y es que faltan mecanismos de control ciudadano, uno de los cuales es sin duda la reelección, como sostiene Fernando Dworak, para someter a los políticos al juicio del pueblo. Pero el primer remedio tendría que ser una ley electoral directa y comprehensible, igual substancialmente en todas partes; dejando para los reglamentos de aplicación las particularidades regionales y estatales, de manera que todos podamos tener la certeza de que estamos votando por lo que queremos votar. Esa es la finalidad de la ley electoral: determinar el mecanismo para que el ciudadano exprese su voluntad, no para "inducirle" la voluntad al ciudadano.

Otros mecanismos de control serían los refrendos cuando se cambia la Constitución: el pueblo debería tener la facultad de exigir, juntando un cierto número de firmas, el refrendo de leyes aprobadas por los congresos. Así, por ejemplo, estoy seguro de que no faltarían firmas para solicitar el refrendo de la ley que asigna los salarios de los diputados federales.

Estos mecanismos de control tendrían que existir a los niveles nacional, estatal y municipal.

También es importante permitir que los partidos se presenten unidos, si quieren, a las elecciones. Tanto los ciudadanos sí sabemos qué es lo que se proponen los partidos más allá de las "ideologías". Por cierto, el PRI siempre se ufanó de no tener ideología; seguramente por eso reprueba las alianzas ...

martes, 5 de abril de 2011

¡No! no se negocia con el Narco, pero…

La reacción de un poeta, ante la muerte del hijo, proponiendo pactar con el Narco es comprensible y humana. Sin embargo ello significaría legitimar a las organizaciones de delincuentes y reconocerlas como dignas de hacer parte del Estado. Pero Javier Sicilia tiene perfectamente razón en decir que “hay que replantear totalmente la guerra contra el narcotráfico”. Esta aportación va en ese sentido:

No se negocia con el Narco ni con la delincuencia organizada;
... pero sí se acepte la eventual colaboración de delincuentes arrepentidos que quieran trabajar con las autoridades para combatir a la delincuencia organizada. Se les pueden otorgar condiciones de recuperación y seguridad en su defensa.

No se abandona la guerra, ni mucho menos se deja el territorio en manos de bárbaros y patanes;
... pero sí se actúen estrategias que diversifiquen las modalidades de enfrentamiento con ellos, algunas de la cuales podrían ser:
- primacía de atención a las víctimas de la violencia y de la delincuencia,
- seguridad para quienes osan denunciar y luchar,
- no penalización de los menores de edad,
- una sana política social, integral y no asistencialista,
- acogida a los arrepentidos con conmensuración de las penas, etc.

Last, but not least: no se delatan ni tanto menos se detallan las actividades de inteligencia (¿?) del gobierno;
... pero sí se informe constantemente a la opinión pública a través de los medios sobre las grandes líneas estratégicas (si es que ya existen), sobre las políticas sociales (¡pero primero habría que inventarlas!), sobre las políticas educativas (involucrando a todos, empezando por los padres); en fin, se informe sobre todas aquellas cosas que hagan que la guerra tome sentido y se sitúe en un horizonte comprensible a los simples ciudadanos.

Ah! Y no se nos olvide que la guerra es contra los traficantes de personas, de armas, de dinero, de drogas, de órganos, de influencias, etc. etc... ¡Trafican con todo esos d....!