domingo, 13 de febrero de 2011

Florence Cassez y la barbarie

(Va de nuevo: perdón por los errores de la versión anterior)

El encuentro de una persona de origen francés con un país como el nuestro puede ser muy variado y dar lugar a amores tanto más radicales cuanto lo que encuentran en México es extendido y profundo. Por ejemplo, Laurette Séjourné encontró la omnipresencia de Quetzalcóatl y escribió páginas preciosas; André Breton encontró en México la encarnación del surrealismo; Florence Cassez se encontró con la barbarie... y se fascinó.

De hecho, el que haya participado al secuestro de un ser humano parece incontrovertible. Y, claro, como eso es un crimen, cualquier Estado de Derecho tiene que castigarlo.

Sin embargo, la pena de 60 años decretada a Florence Cassez, o a cualquier criminal de su misma joven edad, es peor que la pena de muerte. Lo más grave es que, con la duración de esa pena, el Estado manifesta que no entrevé ninguna posible rehabilitación para ella. Esa es barbarie, y los mexicanos tendríamos que entender que esas penas son más venganza que justicia y que con ello el Estado falta a su carácter de institución en vistas del bien común.

Por su parte, los franceses también tienen que entender que secuestrar a una persona, aunque sea del "Tiers Monde", no es un juego, sino un crimen.

Por lo cual sería bueno que los diplomáticos dejaran un poco de lado su lenguaje revanchista y negociaran la solución de una pena que permita a Florence entrever una rehabilitación; pena consistente en un tiempo, ni demasiado corto ni demasiado largo, que facilite a la delincuente alimentar la esperanza de una rehabilitación humana y social y ponerse a trabajar en ella.

Alejandro